sábado, 3 de marzo de 2012

ROMANCES 1





El destino de John William Waterhouse

Os recuerdo los tres romances que comentamos y cantamos en 3º de ESO.



Un cuento del Decameron John William Waterhouse
ME CASÓ MI MADRE
Me casó mi madre
chiquita y bonita
con unos amores
que yo no quería.
La noche de novios
entraba y salía
Le seguí los pasos
por ver donde iba,
y le veo entrar
en ca su querida.
Me puse a escuchar
a ver que decían,
y oigo que le dice:
-"Palomita mía,
a ti he de comprarte
sayas y mantillas,
y a la otra mujer
palo y mala vida".
Me fui para casa
triste y afligida;
púseme a cenar,
cenar no podía;
púseme a cenar,
cocer no podía;
me puse a rezar,
rezar no podía;
me puse al balcón
por ver si venía.
Ya escuché sus pasos
por la calle arriba.
Llegóse a la puerta
llamando decía:
- "Ábreme la puerta,
abre, vida mía,
que vengo cansado
de ganar la vida."
-"Tú vienes traidor,
de ver la querida;
bien te oía decirle:
-"Palomita mía,
a ti he de comprarte
sayas y mantillas,
y a la otra mujer
palo y mala vida."

John William Waterhouse

En París está doña Alda, la esposa de don Roldán,
trescientas damas con ella para la acompañar:
todas visten un vestido, todas calzan un calzar,
todas comen a una mesa, todas comían de u
n pan,
si no era doña Alda, que era la mayoral;
las ciento hilaban oro, las ciento tejen cendal,
las ciento tañen instrumentos para doña Alda holgar.
Al son de los instrumentos doña Alda dormido se ha;
ensoñando había un sueño, un sueño de gran pesar.
Recordó despavorida y con un pavor muy gr
ande;
los gritos daba tan grandes que se oían en la ciudad.
Allí hablaron sus doncellas, bien oiréis lo que dirán:
-¿Qué es aquesto, mi señora? ¿quién es el que os hizo mal?
-Un sueño soñé, doncellas, que me ha dado gran pesar:
que me veía en un monte en un desierto l
ugar:
do so los montes muy altos un azor vide volar,
tras dél viene una aguililla que lo ahínca muy mal.
El azor, con grande cuita, metióse so mi brial,
el aguililla, con gran ira, de allí lo iba a sacar;
con las uñas lo despluma, con el pico lo deshace.
Allí habló su camarera, bien oiréis lo que dirá:
-Aquese sueño, señora, bien os lo entiendo soltar:
el azor es vuestro esposo que viene de allén la mar,
el águila sedes vos, con la cual ha de casar,
y aquel monte es la iglesia, donde os han de velar.
-Si así es, mi camarera, bien te lo entiendo pagar.
Otro día de mañana cartas de fuera le traen:
tintas venían por dentro, de fuera escritas con sangre,
que su Roldán era muerto en caza de Roncesvalles.

Tristán e Isolda de John William Waterhouse

ROMANCE DE LA MISA DE AMOR


Mañanita de San Juan,
mañanita de primor,
cuando damas y galanes
van a oír misa mayor.

Allá va la mi señora,

entre todas la mejor;
viste saya sobre saya,

mantellín de tornasol,

camisa con oro y perlas

bordada en el cabezón.
En la su boca muy linda

lleva un poco de dulzor;
en la su cara tan blanca,
un poquito de arrebol,
y en los sus ojuelos garzos

lleva un poco de alcohol;
así entraba por la iglesia
relumbrando como el sol.
Las damas mueren de envidia,

y los galanes de amor.
El que cantaba en el coro,
en el credo se perdió;
el abad que dice misa,

ha trocado la lición;

monacillos que le ayudan,

no aciertan responder, non,
por decir amén, amén,

decían amor, amor.


-
Otr

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